Gran parte de las investigaciones científicas sobre la resiliencia —nuestra capacidad de recuperarnos de la adversidad— se ha enfocado en cómo desarrollar esta en los niños. Sin embargo, ¿qué hay de los adultos?
Si bien la resiliencia es una
habilidad fundamental para un desarrollo saludable en la niñez, la ciencia
demuestra que los adultos también pueden tomar acciones para impulsarla; a
menudo es cuando más la necesitamos. La adultez puede traer consigo todo tipo
de factores que causan estrés, incluyendo un divorcio, la muerte de alguno de
los padres, reveses profesionales y preocupación ante la jubilación, pero
muchos de nosotros no cultivamos las habilidades para enfrentar tales
adversidades, como se requiere para superar estos retos.
La buena noticia es que algunas
de las cualidades de una edad más avanzada, como una mejor capacidad para
regular las emociones, la perspectiva obtenida a partir de las experiencias de
vida y la preocupación por las generaciones futuras, pueden darles a las
personas mayores una ventaja sobre las más jóvenes en cuanto al desarrollo de
la resiliencia, dijo Adam Grant, profesor de Administración y Psicología de la
Facultad Wharton de la Universidad de Pensilvania.
El año pasado, Dennis
Charney, un investigador de la resiliencia y decano de la Facultad de Medicina
Icahn del Hospital Monte Sinaí, en la ciudad de Nueva York, salía de una tienda
de alimentos cuando recibió un balazo de un exempleado insatisfecho. Charney
pasó cinco días en terapia intensiva y tuvo una recuperación difícil. “Después
de 25 años de estudiar la resiliencia, yo mismo tuve que ser resiliente”, dijo
Charney, coautor del libro Resilience: The Science of Mastering Life’s
Greatest Challenges. “Es bueno estar preparado de antemano, pero una vez
impactado por un trauma no es demasiado tarde para cultivar la capacidad de
salir adelante de manera resiliente”.
Los científicos que estudian el estrés y la resiliencia dicen que
es importante pensar en esta última como si fuera un músculo emocional, el cual
puede fortalecerse en cualquier momento. Aunque es útil desarrollar la
resiliencia antes de que se presente una crisis pequeña o grande, también hay
pasos activos que podemos tomar durante y después de las crisis para acelerar
la recuperación emocional.
Estas son algunas de las formas en las que puedes cultivar la
resiliencia en la adultez:
• Practica el optimismo. El optimismo es en parte
heredado y en parte aprendido. Así que, si naciste en una familia de
pesimistas, de cualquier forma puedes encontrar a tu optimista interior.
Ser optimista no significa ignorar la realidad de una situación
difícil. Después de la pérdida de un empleo, por ejemplo, mucha gente se siente
derrotada y piensa: “Nunca me recuperaré de esto”. Un optimista reconocerá el
reto, pero con más esperanza, y dirá: “Esto será difícil, pero es una
oportunidad de replantearme mis objetivos de vida y conseguir un trabajo que
realmente me haga feliz”.
Aun cuando suene trivial, tener pensamientos positivos y rodearte
de gente positiva en verdad ayuda. Steven Southwick, profesor de Psiquiatría de
la Facultad de Medicina de Yale y coautor del libro de Charney, señala que el
optimismo, al igual que el pesimismo, puede ser contagioso. Así que su consejo
es: “Júntate con personas optimistas”.
• Reescribe tu historia. Cuando Charney estaba
recuperándose del balazo, sabía que su vida había cambiado para siempre, pero
reestructuró la situación, enfocándose en la oportunidad que le presentaba ese
duro golpe. “Una vez que eres víctima de un trauma, eso se queda contigo”,
dijo. “Pero yo sabía que podía ser un modelo. Tengo a miles de estudiantes que
observan mi recuperación. Esto me da la oportunidad de usar lo que he
aprendido”.
Ha sido demostrado en un estudio tras otro que podemos
beneficiarnos de cambiar el discurso personal que moldea nuestra forma de ver
el mundo y a nosotros mismos. En estudios sobre escritura expresiva, obtuvieron
mejores calificaciones los estudiantes universitarios a los que se les enseñó a
reformular sus conflictos como una oportunidad de crecimiento, y fue menos
probable que abandonaran sus estudios. Una investigación
realizada en Harvard encontró que las personas que consideraban el estrés como
un combustible para un mejor desempeño obtenían mejores resultados en sus
exámenes y manejaban mejor el estrés –desde el punto de vista fisiológico– que
aquellos a quienes se les había enseñado a ignorarlo.
“Se trata de aprender a reconocer la historia explicativa que
tiendes a usar para tu vida”, dijo Southwick. “Observa lo que te dices a ti
mismo y cuestiónalo. No es fácil. Requiere práctica”.
• No te lo tomes personal. Tenemos la tendencia de
culparnos por las adversidades de la vida y rumiar acerca de lo que podríamos
haber hecho diferente. En su momento, una situación difícil parece no tener
fin. Para fortalecer tu resiliencia, recuerda que incluso si cometiste un
error, con toda seguridad hubo varios factores que contribuyeron al problema;
cambia tu enfoque hacia los próximos pasos a seguir.
“Decirte a ti mismo que una situación no es personal, que no lo abarca todo ni
es permanente, puede ser extremadamente útil”, dijo Grant. “Casi no hay
fracasos que sean completamente personales”.
• Recuerda tus recuperaciones. En tiempos
difíciles, a menudo recordamos que otras personas —como los refugiados de
guerras o un amigo con cáncer— la han pasado peor. Aunque esto pueda ser
cierto, obtendrás un mayor impulso resiliente si te recuerdas a ti mismo los
retos que tú ya has superado personalmente.
“Es más fácil identificarte con quien eras antes que con alguien de
otro país”, dijo Grant. “Recuerda y di: ‘Ya pasé por algo peor en el pasado.
Esto no es lo más horrible que he enfrentado o enfrentaré. Sé que puedo lidiar
con esto’”.
Sallie Krawcheck, antigua ejecutiva de Wall Street, dijo que
después de un despido bastante público, se recordó a sí misma lo afortunada que
era de tener una familia sana y un colchón financiero. Aunque nunca ha
estudiado la resiliencia, cree que algunos retos que enfrentó a temprana edad
—como el que la molestaran en la secundaria (“Fue brutal”, dijo) o pasar por un
divorcio doloroso— la ayudaron a recuperarse también en el ámbito profesional.
“Simplemente creo en los resurgimientos”, dijo Krawcheck, quien recientemente
fundó Ellevest, una plataforma de inversión en línea para mujeres. “Considero
estos reveses como parte de un viaje y no un fracaso que pueda terminar con mi
carrera. No había nada que pudieran hacerme en Wall Street que fuera tan malo
como la secundaria”.
• Apoya a otros. Los estudios sobre resiliencia
muestran que las personas son más resilientes cuando cuentan con redes sólidas
de apoyo de amigos y familiares que les puedan ayudar a enfrentar las crisis.
Sin embargo, puedes obtener un impulso resiliente aún mayor cuando tú das el
apoyo.
En un estudio sobre resiliencia psicológica realizado en 2017
entre veteranos del Ejército de Estados Unidos, quienes tenían niveles más
altos de gratitud, altruismo y sentido de propósito también presentaban mayores
habilidades de resiliencia.
“Cualquier manera en la que puedas acercarte a otros y ayudarlos es
una forma de salir de ti mismo, lo que constituye una forma importante de
aumentar tu propia fuerza”, dijo Southwick. “Una parte de la resiliencia es asumir
la responsabilidad de tu vida y de crear una vida que consideres significativa
y con propósito. No tiene que ser una misión elevada: puede ser tu familia.
Mientras aquello en lo que participes tenga sentido para ti, eso puede
impulsarte a superar todo tipo de adversidades”.
• Descansa del
estrés. Los tiempos de estrés manejable representan una oportunidad de
cultivar tu resiliencia. “Debes cambiar la manera en que piensas el estrés”,
dijo Jack Groppel, cofundador del Johnson & Johnson Performance Institute,
que hace poco comenzó a ofrecer un curso de resiliencia. “Debes invitar al
estrés a tu vida. Un ser humano necesita estrés; el cuerpo y la mente quieren
estrés”.
La clave, dijo Groppel, es reconocer que nunca eliminarás el estrés
de tu vida. Por lo tanto, hay que crear oportunidades frecuentes para que el
cuerpo se recupere de este, al igual que harías para dejar descansar a tus
músculos entre repeticiones de levantamiento de pesas. Tomar una caminata a
modo de descanso, dedicarle cinco minutos a meditar o ir a almorzar con alguna
amistad son maneras de darles a tu cuerpo y a tu mente un descanso del estrés.
“El estrés es el estímulo para el crecimiento, y la recuperación es
cuando el crecimiento ocurre”, dijo Groppel. “Así es como desarrollamos el músculo
de la resiliencia”.
• Sal de tu zona de confort. La resiliencia no
solo proviene de las experiencias negativas. Puedes cultivar tu resiliencia
poniéndote en situaciones desafiantes. Groppel está planeando escalar el monte
Kilimanjaro con su hijo, por ejemplo. Así que toma unas vacaciones intrépidas o
corre un triatlón. Comparte tus habilidades poéticas secretas con extraños en
un evento de lectura de poesía.
Material recopilado por Jorge Cortez