La persona con mentalidad ganadora considera que el éxito o la victoria, así comoel fracaso y la derrota son simples caprichos del destino en tanto se entiendan como eventos o sucesos.
No siempre tienen una relación
causal o se explican racionalmente.
El fracaso se presenta muchas veces a pesar de los esfuerzos que se hacen por evitarlo, y la victoria aparece allí donde no había fundamentos para esperarla.
Por esto el hombre con mentalidad
ganadora cambia su concepción de la victoria y en lugar de considerarla un
evento la lleva a la dimensión personal de las percepciones y el entendimiento.
Convierte el éxito en sujeto en
vez de objeto.
- No busca la victoria, el es victorioso.
- No busca el triunfo, el es triunfador.
- ¡De esto se trata la mentalidad ganadora!
1.- El hombre con mentalidad
ganadora considera que la victoria es una CONSECUENCIA, no un objetivo.
Las personas con mentalidad
ganadora no interpretan el éxito como algo que se construye en el “exterior”.
Para ellos el éxito es producto natural de lo que hacen, un proceso que se
inicia en el interior y termina materializándose afuera. Así como de una
vertiente de agua no fluye aceite, así una persona ganadora genera triunfos.
Primero se sienten ganadores y
luego consideran el resultado de sus acciones.
¿Esto quiere decir que estas
personas ganan siempre?
¡Por supuesto que no! Pero se
sienten siempre ganadores, y esta es una diferencia profunda con aquellos que
entienden la victoria como una posibilidad por la que debe empeñarse todo
esfuerzo.
Hay diferencia entre una persona
que gana y una con mentalidad ganadora. ¡Profunda diferencia!
La persona con mentalidad
ganadora se siente exitosa antes que se evidencie el resultado y a pesar del
carácter que tenga éste. Quién gana califica eventos, el ganador se califica a
sí mismo.
La persona con mentalidad ganadora se considera producto del éxito y productora de éxitos.
Ahora bien, ¿qué una persona se
“considere” a sí misma de ésa manera constituye un beneficio práctico?, porque
finalmente todos pueden considerarse lo que quieran y eso no necesariamente tiene
mérito y valor, ¿o sí?
¡La verdad es que tiene mucho
valor y genera beneficio! Obviamente es un hecho meramente psicológico, pero
esta dimensión tiene las mismas o mayores proporciones que la física. Ya lo
decía Napoleón: “lo moral es a lo físico como cuatro a uno”.
¿Cuál es el estado opuesto a una
mentalidad ganadora?, ¿una “mentalidad perdedora” o una “mentalidad normal”?
Hay que coincidir que lo “normal” es algo difícil de aprehender y calificar, y
por supuesto la lógica “perdedora” no es un estado que se aprecie.
Por lo tanto una mentalidad ganadora no debe considerarse presuntuosa o extraña, puesto que parece en realidad el camino más racional que puede tomarse.
2.- El hombre con mentalidad
ganadora invierte recursos y esfuerzos en sí mismo antes que en la búsqueda
específica de la victoria.
Si la mentalidad ganadora es el
sujeto y la victoria el objeto, entonces toda inversión que se destine al
sujeto concluye por ayudar a la consecución del objetivo.
El ganador no solo se siente como
tal, también se trata como tal, actúa como tal, habla como tal, escucha como
tal. Y esto no solo ayuda en el producto final (la victoria), constituye sobre
todo una retroalimentación que refuerza las convicciones.
Ésta es la mayor inversión que
efectúa el ganador en sí mismo: sembrar por donde va sentimientos y actitudes
de éxito para cosechar resultados propicios.
Hay quienes se esfuerzan por
alcanzar el éxito, pero el hombre con mentalidad ganadora se esfuerza por SER
exitoso y ACTUAR como tal. La diferencia es la misma que un hombre que se
esfuerza por ganar una competencia atlética y otro que lo hace para ser un buen
atleta.
Dirán algunos que el atleta igualmente se esfuerza por ganar una competencia, pero hay una diferencia importante de grado en el esfuerzo, porque se invirtió primero en la capacidad del hombre y no solo en el evento.
3.- Para el hombre con mentalidad
ganadora no existe la derrota, sólo la oportunidad para superarse.
Dicen los virtuosos que la
Realidad como tal no existe y que todo depende de la percepción que se tenga de
las cosas. Desde el momento que un día lluvioso es interpretado por una persona
como molesto y otra lo considera “estimulante”, la “Realidad” es una función de
quién la observa, ¿correcto?
Pues la persona con mentalidad
ganadora interpreta la derrota como una experiencia positiva, ¡listo!
Este minúsculo detalle tiene trascendencia. Es diferente entender el triunfo y la derrota como hechos o entender la victoria como consecuencia de lo que se ES y la derrota como un evento promisorio (en cuanto proporciona la oportunidad de enriquecer el conocimiento y la experiencia).
¿Quién puede cuestionar una lógica
así de sencilla y efectiva?
O se toma la decisión de ser
protagonista de la propia vida o un actor de reparto. ¡Todo depende de la forma
en que se ven las cosas!
Perdedor no es aquel que ha experimentado la derrota, es aquel que ha fracasado ANTES que se produzca el evento, puesto que anida en su mente la mera posibilidad de perder.
4.- La mentalidad ganadora no
interpreta la vida con puntos de partida y de llegada.
¡No se trata de ganar partidos,
se trata de conquistar el campeonato!
¡No acaba la trama en un capítulo
de la serie, es necesario verla completa!
Si la existencia tiene un punto de partida habrá que considerar que éste se explica en el nacimiento, y si tiene un punto de llegada éste será la muerte. Ni uno ni otro definen la Vida. Lo que importa es aquello que sucede mientras se plantean partidas y llegadas.
5.- La mentalidad ganadora es
Conservadora. No asume riesgos en función de recompensas inmediatas.
Para la mentalidad ganadora no
existe el corto plazo, éste es el verdugo de los impacientes.
Los ganadores se ajustan a ése
Principio Estratégico que establece que “la invencibilidad radica en la defensa
y la posibilidad de victoria en el ataque”.
Esto obliga a ser Conservador, hasta el punto que las condiciones se presenten favorables para actuar con el menor riesgo posible.
¿De qué otra forma se puede tener un registro positivo de victorias?
La mentalidad ganadora no tiene
nada que ver con grandes visiones, genialidad, “iluminación” o intuición. El
ganador se parece más a la tortuga de la fábula que a la liebre.
Warren Buffet es un inversionista
muy cauto y una persona frugal.
José Mourinho, el entrenador de
fútbol (para tener una referencia distinta), es casi “mezquino” en el
planteamiento de sus acciones en el campo de juego, pero altamente efectivo y
con un registro inapelable de victorias.
6.- La mentalidad ganadora
reconoce la virtud del trabajo y rechaza la participación del azar.
Acudamos de nuevo a Napoleón,
quién sobre esto decía: “La ciencia militar consiste primero en calcular bien
todas las oportunidades, y después tomar en cuenta exactamente, casi
matemáticamente, el azar. El azar sigue siendo pues un misterio para las mentes
mediocres”.
No existe ninguna promesa sin la
existencia de esfuerzo y trabajo, más allá de cómo se piense o entiendan las
cosas en la vida. El ganador no es lo mismo que el afortunado, como bien podrá
atestiguarlo el corredor que atraviesa la meta.
La fortuna visita a quienes no la
esperan, la victoria en cambio, es compañera de trabajo del hombre exitoso.
Articulo recopilado por Esp. Jorge Cortez, Ing.